
El castillo de los condes de Andrade es hoy un símbolo histórico de Pontedeume que recuerda a los Andrade los señores feudales de la comarca. Data del siglo XIV; comenzó a construirse en 1369 sobre las ruinas de una antigua fortaleza pero fue reconstruido en 1467 tras las revueltas irmandiñas y actualmente está en rehabilitación.
Don Fernán Pérez de Andrade, O Bó, inicia el linaje en 1371 de manos de Enrique de Trastámara, cuando recibe los señoríos de Pontedeume y Ferrol. Don Fernán se enfrentó al prior del monasterio de Santa María de Sobrado a causa de su construcción. Nuño Freire de Andrade pasa a la historia por la dureza con que gobernó sus territorios y que propició durante su mandato numerosas revueltas campesinas.
Como curiosidades históricas en el siglo XVI, por falta de descendencia masculina, los títulos y derechos pasan, por razones matrimoniales, a la casa de Lemos. No obstante, el señorío es ejercido hasta finales del siglo XIX. Hoy en día pertenece a la casa de Alba y fue en el siglo XIX cuando el arquitecto Tenreiro lo restauró por encargo del duque de Alba y conde de Andrade propietario del castillo. En la simbología de los Andrade aparecen el oso y el jabalí, de clara inspiración celta.
El castillo de pequeñas dimensiones y labrado a pico sobre la roca viva de la Pena Leboeira apenas se utilizó como vivienda y hoy en día la parte mejor conservada es la Torre del Homenaje. El recinto amurallado tiene forma irregular; en él se abre una sola entrada al castillo con doble cierre entre dos baluartes y frente a ella en el patio de armas queda un poco de un pozo pegado al muro. Un foso rodea la construcción por dos de sus lados. El patio de armas tiene 140 m2 y la planta de la torre 100m2 con muros de 2.5 m de grosor y una altura de 20m.
En general se puede decir que el castillo está construido en base a todas las características de un edificio de la época destinado a la resistencia
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